Una de las
grandes mentiras, sin dudas de los economistas heterodoxos, es la de hacerles
creer a los estudiantes, y al público en general de que el mercado falla. Por tales
motivos encontraron la excusa ideal para hacer estragos en nombre de la intervención del Estado con
el único fin de llenarse ellos mismos los bolsillos y aferrarse al poco poder
que pueden ostentar.
Podemos ahondar
en varias de estas supuestas fallas y de las inverosímiles soluciones que nos
quieren proveer, sin embargo, este post estará enfocado en
uno de los problemas de política económica que es la inflación y
su remedio que son los controles de precios. También
vamos a dejar sin efecto esta postura a través de la teoría económica
aplicada.
Primero que
nada, para dar solución a un problema tenemos que hacer un correcto diagnóstico
acerca de cual es el verdadero mal que aqueja, y segundo, llevar a cabo el
tratamiento adecuado. Igualmente resulta extraño que por ejemplo, en Argentina
el kirchnerismo y el macrismo hayan intentado revertir una situación que ellos
mismos llevaron, y que las soluciones que quisieron dar terminaron siendo peor
que la misma enfermedad.
El problema de
política económica por excelencia en nuestro país ha sido siempre el nivel de
precios, traducido en inflación. Cuando a los distintos gobiernos se les fue la
mano, intentaron aplicar controles de precios yendo en contra de toda la
evidencia científica en su contra.
El programa de
control de precios más emblemático se sancionó en 2013 y se puso en marcha a
partir del 2014, y se llamó Precios Cuidados, durante la
presidencia de la doblemente condenada Cristina Fernández de Kirchner, su
Ministro de Economía Axel Kicillof, y el Secretario de Comercio Interior,
Augusto Costa.
Precios Cuidados
es en realidad el nombre "comercial" que le dieron a este sistema de
control que en la teoría se la conoce como Precios Máximos. La
intención de Precios Cuidados (o el programa de precios máximos que sea) es que
los bienes y servicios sean más económicos para el público, sin embargo, trae
asociado algunos problemas estructurales. Para eso se establece una línea
horizontal (un precio máximo) por debajo del punto de equilibrio como se
aprecia a continuación.
Este gráfico
de Economipedia ilustra
una situación de un mercado en donde el Estado interventor toma una medida de
control de precios máximos. La oferta tiene totalmente prohibido ofrecer sus
bienes a la demanda a un precio que esté por encima de Pm,
siendo Pe la referencia. Cualquier desprevenido sin
conocimientos económicos puede llegar a creer que es una medida alentadora o
necesaria para que los precios no aumenten, pero si la economía fuera tan
sencilla y la inflación tan fácil de corregir, entonces todos los países del
mundo mediante decretos o leyes podrían controlar los precios de esta forma
artificial. Sin embargo, los precios máximos son una bomba de tiempo, y lejos
de ser un remedio, es echarle más leña al fuego. Mientras tanto, la sociedad
paga el costo.
Las
consecuencias de esto se pueden visualizar en el gráfico de arriba. Pueden
notar como la demanda aumenta al mismo tiempo que la oferta se contrae. Esto
ocurre por la primera ley económica de todas que es la Ley de la Oferta y
la Demanda, que nos dice que, si el precio disminuye, la demanda aumenta.
Como los precios disminuyeron, así sea arbitrariamente, la demanda aprovechará
a adquirir esos bienes a los cuales creen que podrán acceder. Trazando una
línea imaginaria de izquierda a derecha ven como la demanda pasa de Q1 a Q2,
esto refuta que aumentó o aumentaría la cantidad demandada.
Otra de las
consecuencias es que esta suba de la demanda puede derivar en escasez ya que la
oferta no podría acompañar este traslado de Q1 a Q2.
Ahora esta oferta ofrecerá esos bienes intervenidos en otro mercado, el Mercado
Negro, la aparición de mercados paralelos sin dudas terminarían de destruir
la economía. Fíjense que la imagen que elegí para estampar esta entrada al
principio no es coincidencia, pueden notar como un comercio puso a disposición
un corte de carne lleno de grasa.
No obstante, más
allá de la escasez, esta intervención trae consigo tres cambios para nada
alentadores en la economía si el objetivo y/o meta del gobierno es disminuir la
inflación y aumentar la actividad. Que para Pindyck y Rubinfeld autores de este
último gráfico son tres: 1) cambio del excedente del consumidor; 2) cambio del
excedente del productor, y 3) pérdida irrecuperable de eficiencia.
1) Aquí
se distinguen dos tipos de consumidores; los que se han beneficiado y los que
han sido desplazados del mercado. El sector beneficiado son los que pueden
adquirir el bien a un precio menor, por lo tanto, se ubican en el rectángulo
del sector A, que significa un aumento del excedente del consumidor. Sin
embargo, aquellos que no pueden gozar este beneficio debido a la contracción de
la oferta, no alcanza a todo el público, entonces, pierden excedente,
encontrándose en el triángulo B.
2) En
este caso, también pueden distinguirse dos grupos. El primero es el de los
productores que siguen en el mercado, y el segundo los que lo han abandonado
debido a la imposibilidad de ofrecer sus bienes y/o servicios a un precio menor
de lo que exige el mercado. Los que permanecen también pierden excedente,
ubicándolos en el sector A. En el triángulo C se encuentran los productores que
tuvieron que abandonar el mercado y los que aún lo hacen, pero a pérdidas, por
eso es el excedente de la producción total. En definitiva, el que puede
continuar en el mercado se ve perjudicado por estas políticas económicas, y el
que no, se ha ido.
3) En
este último podríamos decir que confluyen ambos. Es lo que se define como una
“pérdida neta de excedente total” y está conformada por los triángulos B y C.
Teniendo en cuenta ambos excedentes donde: A - B es la
variación del excedente del consumidor; - A – C es la
variación del excedente del productor y donde la variación total es (A
- B) + (-A - C), despejando ambos términos, la pérdida irrecuperable
de eficiencia es – B – C. Es aquí donde Pindyck y
Rubinfeld sostienen que “esta pérdida irrecuperable de eficiencia es una
ineficiencia causada por los controles de los precios; la reducción del
excedente del productor es superior al aumento del excedente del consumidor”.
Existe un
problema más grande que la adopción de estos programas de control de precios, y
que es un incorrecto diagnóstico, ya sea por ignorancia o por malicia. Y el
kirchnerismo ha demostrado conciliar ambas muy bien en sus dieciséis años de
gobierno. El excesivo gasto público por encima de la recaudación fiscal
utilizado en estupideces como el Fútbol Para Todos (sí, teníamos que pagar
eso), aumento de empleados públicos inservibles y de sus salarios,
sostenimientos de empresas del Estados deficitarias, planes sociales, fondos
sin discreción para partidos políticos y elecciones PASO, entre otros gastos
que no son potestad del Estado, causaron que se agoten todas las instancias a
la hora de hallar con que financiarlo. Cuando ya no podían aumentar los impuestos,
tomaban deuda, y cuando ya nadie les prestaba por la desconfianza que
generaban, iban por la maquinita. Fue así que a través de la emisión monetaria
el kirchnerismo sostenía un gasto público descomunal, cuyo costo lo pagaban
todos los argentinos laburantes con lo que hemos llamado impuesto
inflacionario, o sea, un impuesto de facto que surge como
consecuencia de un aumento de la inflación provocado por un incremento de la
oferta monetaria. Este impuesto lo pagábamos todos en el supermercado al
momento de adquirir bienes esenciales para la supervivencia. Entonces ¿la
inflación es un aumento de los precios o de la oferta monetaria? Siempre nos
han querido enseñar en la facultad de que la inflación es “un aumento sostenido
en el tiempo de bienes y servicios durante un periodo determinado...” y podría
continuar la definición con Blablabla. En este sentido podemos
concluir que la inflación surge cuando el dinero crece más rápido que la
producción de bienes y servicios. Que esta no es el aumento de precios, sino un
aumento del dinero en circulación sin respaldo alguno, y que cualquier intento
artificial de querer controlarlos no solamente son en vano, sino que también
hacen que los mismos aumenten más de lo esperado, obstaculizando la eficiencia
de los mercados. Entonces ¿es el mercado quien falla o es el Estado quien lo
hace fallar para su conveniencia?
EDICTO DE DIOCLECIANO - NO APRENDIMOS LA LECCIÓN
Durante el siglo
III d.C., el Imperio Romano vivió una de las crisis más graves de su historia,
marcada por una profunda inestabilidad política, las invasiones bárbaras, las
guerras civiles y una grave crisis económica. Este periodo, conocido como la "Crisis
del siglo III", provocó el colapso del comercio, una fuerte devaluación de
la moneda y una inflación desmesurada. En un esfuerzo por resolver estos
problemas, el emperador Diocleciano (284-305 d.C.) implementó una serie de
reformas económicas y administrativas con el objetivo de restaurar el orden y
la estabilidad en el Imperio.
Una de las
medidas más emblemáticas y controvertidas fue el Edicto de Precios Máximos,
promulgado en el año 301 d.C. Este decreto fue un intento por combatir la
inflación y la especulación económica, que habían alcanzado niveles alarmantes
debido a la devaluación del denario y al creciente uso del trueque en lugar de
la moneda. Diocleciano consideraba que los comerciantes y productores estaban
aprovechando la situación al fijar precios excesivamente altos para bienes
esenciales, lo que empeoraba aún más las dificultades de la población.
El edicto
establecía precios máximos para más de mil productos y servicios, incluidos
alimentos, ropa, herramientas, materias primas y servicios laborales. Por
ejemplo, regulaba los precios del trigo, el vino, la carne y el aceite de
oliva, así como los salarios de trabajadores como albañiles, carpinteros y
jornaleros. Además, se fijaron tarifas para el transporte y otros servicios
esenciales. Las infracciones al edicto eran castigadas con severidad, llegando
incluso a la pena de muerte en casos de especulación o incumplimiento.
Diocleciano justificó esta intervención asegurando que el descontrol de los
precios amenazaba la estabilidad social y económica del Imperio. Sin embargo,
la implementación del edicto encontró numerosos obstáculos. En primer lugar, la
economía romana era vasta y compleja, y la fijación centralizada de precios
resultaba inviable en un territorio tan amplio y diverso. Además, la producción
y distribución de bienes variaban considerablemente según la región, lo que
hacía que los precios máximos establecidos en el edicto no reflejaran las
condiciones locales.
A pesar de las
severas sanciones impuestas, el edicto fue ampliamente ignorado o eludido.
Muchos comerciantes optaron por no ofrecer productos regulados en el mercado,
lo que generó un aumento del comercio clandestino y del mercado negro. Por otro
lado, los precios máximos desincentivaron la producción de bienes, ya que
muchos productores consideraban que no era rentable vender a los precios
establecidos por el gobierno. En lugar de resolver los problemas económicos, el
edicto intensificó la escasez de bienes y aumentó las tensiones sociales.
Finalmente, el
Edicto de Precios Máximos fracasó en su objetivo principal de controlar la
inflación y estabilizar la economía. Su aplicación fue abandonada gradualmente
en los años posteriores a su promulgación, y el mercado volvió a funcionar
principalmente de manera desregulada. No obstante, este episodio histórico es
un ejemplo temprano del control gubernamental sobre la economía y de los
riesgos derivados de una intervención excesiva en los mercados.
LA ARGENTINA KIRCHNERISTA EN CONTRA DE LA HISTORIA ECONÓMICA
Ni la evidencia
científica e histórica fue suficiente para el kirchnerismo. El programa de
Precios Cuidados funcionó de la siguiente manera.
Detallaron uno
por uno los productos afectados para el primer trimestre del año 2014 con sus
respectivas escalas sancionatoria, regulada por la Resolución 20/ 2014,
apoyándose dicha resolución en el decreto original del Programa Precios
Cuidados, en la Ley 24.240 de Derecho al Consumidor y leyes similares, y en la
Constitución Nacional Argentina, más específicamente en su Art. 42, que reza:
Artículo 42.- Los
consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de
consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una
información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de
trato equitativo y digno. Las autoridades proveerán a la protección de esos
derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la competencia contra
toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios
naturales y legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y
a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios. La legislación
establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de
conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia
nacional, previendo la necesaria participación de las asociaciones de
consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de
control. Constitución Nacional Argentina
De la misma
escala sancionatoria, podemos encontrar la lista de aquellos productos
alcanzados para el primer trimestre del año 2014, que va desde enero a abril de
ese mismo año. Estos productos están clasificados por productos, marcas,
proveedor, cantidad y unidades. Pero también fueron ponderados según su
necesidad, en base a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares, que
determinó que productos son de: alto impacto en los gastos, de mediano impacto
en los gastos, y de moderado impacto en los gastos.
Cada uno de
estos tres últimos grupos contaban con un total de 65 para el primero, y 64
productos para los dos restantes (193 productos totales en la lista), cuya
sumatoria no podía exceder una cierta cantidad de sanción pecuniaria. Es decir,
para productos de alto impacto en los gastos, en total, la sanción era de
$2.500.000, segregados por productos era de $38.462. En los productos de
mediano impacto en los gastos, la sanción total era de $1.500.000, y por
productos de $23.438; mientras que, para los productos de mediano impacto en
los gastos, la máxima sanción a percibir era por un valor de $1.000.000, siendo
por productos $15.625. En la tabla se resume fácilmente.
Productos de |
Cantidad de productos |
Sanción por productos (en ARS) |
Sanción total por categorías (en
ARS) |
Alto impacto en los gastos |
65 |
$38.462 |
$2.500.000 |
Mediano impacto en los gastos |
64 |
$23.438 |
$1.500.000 |
Moderado impacto en los gastos |
64 |
$15.625 |
$1.000.000 |
TOTAL, DE
PRODUCTOS |
193 |
Algunos de los
productos que podemos mencionar por categoría son:
Productos de
alto impacto: Pan, galletitas, leche, tapa de asado, papa, pañales, huevos,
azúcar, harina, queso cremoso, yerba, vino, cebolla, etc.
Productos de
mediano impacto: papel higiénico, aceite, jabón en polvo, facturas, galletitas
de agua, salchicha, hamburguesa de carne, helado, cerveza rubia, jugos en
polvo, toallas femeninas, manteca, desodorante, manzana, etc.
Productos de
moderado impacto: pan rallado, soda, alcohol etílico, cacao en polvo, tapa de
tarta, crema de leche, fósforos, yogurt con cereales, esponja para lavar los
platos, postre niño, cuaderno escolar, café molido, jamón cocido, tostadas etc.
Para cerrar este
análisis, comparto un video del economista Jesús Huerta de Soto, un referente de la Escuela
Austriaca, donde explica con claridad y rigor teórico por qué los
controles de precios fracasan y cuáles son las verdaderas soluciones para
lograr estabilidad económica.
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