Hace cinco años,
cuando cursaba el último año de la licenciatura en Administración, tenía una
materia llamada Marketing Internacional. En una de las tantas actividades, se
mencionó un concepto que me era completamente desconocido hasta el momento: las Empresas
Multilatinas. Al enterarme de lo que significaba, me hizo reflexionar mucho
sobre el panorama tan difícil de nuestro país si queríamos construir algo
sólido a futuro, especialmente en ese 2020 tan complicado en todas las
variables económicas. Hoy el panorama parece un poco más alentador con las
políticas de libre mercado y desregulación, pero, aun así, es mucho el esfuerzo
que tenemos que hacer como sector privado.
Las multilatinas
son un grupo de empresas identificadas por la Boston Consulting Group (BCG),
provenientes de países de América Latina, que tienen presencia fuera de sus
naciones de origen. Al principio, uno podría pensar en cualquier compañía
argentina e incluso confundirla con una extranjera con alguna sede en nuestro
territorio, con cambio en su razón social, pero no: para que una empresa sea
considerada multilatina, debe cumplir con el requisito excluyente de haber sido
concebida en algún país latinoamericano y, desde allí, haber establecido alguna
sucursal, sede o filial en el extranjero. Como verán, esto reduce
considerablemente las posibilidades. Un ejemplo claro en Argentina es el coloso
de la ingeniería en software, Globant, que, salvo en África, tiene oficinas en
todos los continentes. Podríamos decir que las multilatinas son la otra cara
empresarial de lo que estamos acostumbrados a ver, que son las empresas
extranjeras que se expanden a países latinoamericanos, como, por ejemplo,
General Motors con su planta en Alvear, Santa Fe.
Existen varios
factores que definen a las empresas como multilatinas; más allá de su origen de
capital o su destino tanto dentro de la región como a nivel mundial. El
artículo de la BCG del 2018, señala que “compañías de sectores como bienes
de consumo, telecomunicaciones e infraestructura son fundamentales para que
América Latina logre sus objetivos”. Estas empresas han experimentado un
crecimiento notable y tienen presencia más allá de sus fronteras. “Entre
2008 y 2016, las Multilatinas registraron un crecimiento anual de ingresos del
5,2% en dólares”, superando por mucho el promedio de otras grandes empresas
latinoamericanas. La consultora estadounidense aseguraba que estas empresas
iban a tener un rol clave en el desarrollo de la región. Y no se equivocaron.
Hoy en día,
nueve países cuentan con al menos una de estas compañías, y uno de los
requisitos clave para que una empresa sea considerada multilatina, según la
BCG, es que debe generar más de 1.000 millones de dólares en ingresos
anuales. Por supuesto que a este criterio se le suma a su capacidad de
operar en varios países y expandirse más allá de las fronteras de su país de
origen. A primera vista, podríamos pensar que esta característica está muy
relacionada con los unicornios; sin embargo, existen algunas diferencias
importantes que vale la pena destacar.
En primer lugar,
mientras que el umbral de los 1.000 millones de dólares en las multilatinas se
refiere a los ingresos anuales, en el caso de los unicornios, ese valor
corresponde a su valoración en el mercado. Los unicornios, por lo general,
están en una etapa más temprana de desarrollo, se enfocan más en la expansión
rápida, el crecimiento y la proyección de generar ingresos importantes en el
futuro. En cambio, las multilatinas ya llevan muchos años operando en el
mercado, como la chilena Falabella, que fue fundada en 1889, es decir, en el
siglo XIX.
Por otro lado,
los Unicornios suelen ser empresas más jóvenes, como Ualá, que fue fundada en
2017, y aún no llega ni a una década de existencia. Estas empresas,
principalmente del sector tecnológico o startups, no siempre generan grandes
ingresos desde el principio, sino que se concentran en la expansión, la
financiación, la inversión, la innovación y la creación de una base de clientes
leales.
Por último,
existe una diferencia geográfica. Los unicornios pueden surgir en cualquier
parte del mundo con un enfoque global, sin limitación regional. En cambio, las
multilatinas son empresas específicas de América Latina, aunque con presencia
internacional.
Ahora bien, ¿es
posible que una empresa sea Multilatina y Unicornio a la vez? Claro que sí, y
un buen ejemplo de ello es Mercado Libre, que ha logrado consolidarse como un
gigante regional y global, cumpliendo con ambos criterios.
EL MAPA DE LAS MULTILATINAS
En la infografía
publicada por la BCG podemos observar el número de empresas multilatinas y el
nombre de ellas y muchas nos resultan conocidas. Nuestro país tiene nueve, son
dos más respecto al informe anterior y ya con este mapa son muchos los análisis
que podemos hacer. Por un lado, miren primero el número de Argentina, y
después, miren la cantidad de estas empresas que cuentan otros países.
A pesar de las
diferencias de tamaño, población y situación política de cada país, las
empresas multilatinas muestran cómo la iniciativa privada ha podido sobresalir
en un contexto de mercados globalizados, donde los gobiernos juegan un rol
crucial en facilitar o, en muchos casos, dificultar el progreso.
México,
con su impresionante número de empresas multilatinas, lidera el ranking
superando ampliamente a otros países de la región. Este país ha logrado superar
sus problemas sociales y políticos en parte debido a un marco institucional más
favorable para las empresas, con políticas que han favorecido la inversión y el
comercio internacional. A pesar de sus desafíos internos, México demuestra cómo
una economía sólida y un entorno que no sofoca a las empresas con regulaciones
y burocracia excesiva pueden generar grandes resultados. Las 28 multilatinas
mexicanas reflejan la capacidad de este país para ofrecer un espacio dinámico
donde las empresas crecen y se expanden al mundo sin que el Estado sea un
obstáculo para su desarrollo.
Brasil, nuestros vecinos, que a su vez son la máxima potencia económica regional, presenta un panorama mixto.
Aunque mantiene una enorme presencia de empresas multilatinas, con 26 en total,
la caída del 24% en su crecimiento respecto a años anteriores es preocupante.
Este retroceso no se debe a una falta de recursos o capacidad empresarial, sino
a la intervención estatal y una carga regulatoria que ralentiza el potencial de
las empresas. En Brasil, las empresas enfrentan una constante inseguridad
jurídica, altos impuestos y una burocracia ineficiente, lo que ha generado un
ambiente menos favorable para la inversión privada. A pesar de estas
dificultades, sigue siendo un gigante económico regional, pero si se compara
con otros países como México y Chile, podemos ver cómo una política económica
más abierta y menos intervencionista puede generar resultados más sólidos.
Porque más allá de la coyuntura, lo que sigue haciendo un gigante a Brasil, es
el rumbo y el proyecto de país que todos quieren. Eso para ellos es
indiscutible.
Chile, a
pesar de ser menos de la mitad de Argentina tanto en población como en
territorio, sigue destacando con 18 multilatinas, lo que refleja su capacidad
de competir en el ámbito global. Lo que diferencia a Chile es su vigorosa cultura institucional en términos de políticas económicas, ya que sus gobiernos han creado un
ambiente de estabilidad, donde el empresariado puede
prosperar sin las cargas excesivas de intervenciones estatales. Sin embargo, a
pesar de su éxito, ha comenzado a ver una desaceleración en la expansión de sus
empresas multinacionales. Aun así, mantiene una ventaja significativa sobre
Argentina y otros países, demostrando que la política económica liberal ha sido
un factor clave en su éxito.
Perú ha
demostrado un crecimiento impresionante en términos de multilatinas, con cinco
empresas que han logrado posicionarse globalmente. Algo que hace tiempo admiramos de ellos es su sólida macroeconomía, que en gran parte de debe según los peruanos a Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva de Perú, quien le cerró la canilla a la emisión monetaria acabando de una vez con el malestar de la inflación. A pesar de la inestabilidad
política que ha marcado los últimos años del país, su capacidad para generar
empresas multinacionales sigue siendo notable. La razón de este éxito radica en
una economía que, aunque políticamente inestable, ha mantenido políticas
económicas abiertas, sin el sobre control estatal
que caracteriza a otras economías de la región. El hecho de que Perú tenga más
empresas multilatinas per cápita que Argentina, por ejemplo, demuestra cómo un
gobierno menos intervencionista y un mercado libre pueden permitir a las
empresas prosperar en condiciones difíciles.
ARGENTINA,
por otro lado, muestra un panorama menos alentador. Con solo nueve empresas
multilatinas, aunque ha logrado un crecimiento en comparación con años
anteriores, aún se encuentra lejos de países como México, Brasil o Chile. Las
políticas intervencionistas del Estado, las regulaciones excesivas y una
economía inflacionaria han generado un entorno hostil para el crecimiento
empresarial y es la herencia que nos deja el kirchnerismo. Los sucesivos
gobiernos populistas, en lugar de ser un facilitador del desarrollo económico,
se han convertido en un obstáculo para el crecimiento de las empresas. Las
reformas liberales que promueven la reducción de impuestos, la simplificación
de regulaciones y la eliminación de barreras al comercio son esenciales para
que Argentina pueda mejorar su posición en el ranking de multilatinas.
LAS MULTILATINAS ARGENTINAS
El grupo de los
nueve son:
Ø
Arcor
Ø
Arcos Dorado
Ø
Cresud
Ø
Globant
Ø
Despegar.com
Ø
Mercado Libre
Ø
Molino Cañuelas
Ø
Molinos Río de La Plata
Ø
Ternium
LA ESPERANZA ARGENTINA
Con la llegada
de Javier Milei al gobierno nuestro país está experimentando una serie de
reformas económicas que, a pesar de ser dolorosas a corto plazo (se cansó de
repetirlo en campaña ejemplificándolo con el caso de Israel), pueden resultar
cruciales para recuperar la estabilidad macroeconómica y fomentar el
crecimiento empresarial.
Sus medidas
incluyen políticas fiscales liberales que han favorecido al sector privado. La
baja de impuestos es un aspecto fundamental de su enfoque, ya que, al reducir
la carga fiscal sobre las empresas, les otorga mayor margen de maniobra para
invertir, expandir sus operaciones y generar empleo. Este tipo de políticas
favorecen la creación de un entorno empresarial más dinámico, en el cual las
empresas pueden crecer sin el peso de una excesiva regulación o una carga
tributaria asfixiante. En este sentido, las empresas argentinas, así como las
extranjeras, tienen un incentivo claro para invertir en el país y contribuir al
desarrollo de nuevas multilatinas.
Aunque la
inflación sigue siendo un desafío, las políticas de Milei apuntan a controlarla
de manera gradual. La reducción de la emisión monetaria, del gasto público
innecesario y la implementación de reformas estructurales en el sector público
son medidas que buscan disminuir las presiones inflacionarias en el mediano y
largo plazo. Si estas políticas logran estabilizar la economía, las
perspectivas para las empresas se volverán más prometedoras, ya que la
estabilidad macroeconómica es uno de los factores clave que las empresas
consideran al momento de invertir en un país.
Aunque la
devaluación y la inflación han generado dificultades iniciales, las reformas de
Milei están orientadas a crear un ambiente más favorable para el sector
privado, reduciendo impuestos y simplificando regulaciones. Si Argentina
mantiene el rumbo de estas reformas y continúa apostando por políticas
económicas que favorezcan el libre mercado, es probable que en los próximos
años veamos un aumento en el número de empresas multilatinas argentinas. Las
bases para un crecimiento sostenido están siendo puestas ahora, y el desafío
será que las empresas, tanto locales como extranjeras, confíen en este entorno
de reformas y se arriesguen a invertir en un futuro más estable y prometedor.
ENTRE MULTILATINAS & UNICORNIOS: NI UNA SIN LA OTRA
Es fundamental
que Argentina fomente el crecimiento y la creación de más unicornios,
especialmente en un contexto global en el que los startups tecnológicos están
dominando sectores clave de la economía. A medida que el mundo avanza hacia una
economía cada vez más digitalizada, el impulso de empresas tecnológicas de
rápido crecimiento no solo representa una oportunidad para generar empleo, sino
también para posicionar al país como un líder en innovación. Los unicornios,
por su naturaleza, son empresas que están en plena expansión, y si Argentina
logra potenciar su entorno emprendedor, no solo se beneficiará de un mayor
crecimiento económico, sino también de un aumento en su competitividad a nivel
global.
El desarrollo de
unicornios en Argentina también puede traer consigo una mayor inversión
extranjera, ya que estos negocios suelen atraer capital de riesgo y otros tipos
de financiamiento. Además, estos emprendimientos tienen un impacto directo en
la economía local, pues no solo crean empleos, sino que también son un motor de
innovación, mejorando sectores como la tecnología, las fintech, la biotecnología
y muchos más. Un ecosistema saludable de unicornios también fomenta la creación
de redes de colaboración que pueden resultar en la consolidación de nuevas
industrias y en la generación de nuevas oportunidades para los emprendedores
argentinos.
Sin embargo, es
importante señalar que esta entrada de Blog no tiene como objetivo destacar o
ponderar las Multilatinas por sobre los unicornios. Ambas categorías de
empresas tienen un valor inmenso para el futuro de América Latina, y mientras
las Multilatinas son un motor económico consolidado en la región, los
unicornios representan el futuro de la innovación y el crecimiento de nuevas
tecnologías. En ese sentido, Argentina debe buscar un equilibrio, promoviendo
tanto el fortalecimiento de sus empresas multinacionales como el impulso a nuevos
startups que puedan escalar rápidamente y alcanzar la valoración de unicornio.
De hecho, el
éxito de las multilatinas no debe ser visto como un obstáculo para el
crecimiento de los unicornios. Por el contrario, ambas pueden coexistir y
contribuir al desarrollo económico del país. Un entorno próspero de unicornios
puede ayudar a diversificar la economía argentina, haciéndola menos dependiente
de sectores tradicionales y más adaptable a las necesidades del futuro. Con
políticas de libre mercado en apoyo a emprendedores, acceso a capital de riesgo
y un entorno regulatorio favorable, Argentina tiene el potencial de ser un
semillero de unicornios que no solo lideren el mercado regional, sino que
también compitan globalmente.
CONCLUSIÓN: SALIR DEL AMATEURISMO
En el último año
de la facultad, pero esta vez de Contador, tuvimos una conversación interesante
con la profesora y mis compañeros sobre las grandes empresas argentinas y el
desafío que enfrentan las PYMES en un contexto tan complejo. Era 2023 y, además
de la crisis económica, la incertidumbre de las elecciones añadía más presión.
Recuerdo que me
animé a mencionar que más del 60% de las empresas en Argentina eran PYMES, y la
profesora me corrigió, asegurando que en realidad eran más del 70%. Y,
efectivamente, tenía razón. Según un artículo del sitio somospymes.com.ar
del 9 de agosto de 2023, "El 77 por ciento del empleo privado en la
Argentina es generado por el Mundo PYME". Aunque en ese momento no
teníamos esos datos exactos, a mí me parecía que la situación era preocupante. Si
más de la mitad de los trabajadores están empleados por PYMES, y estas
constituyen la mayoría de las empresas del país, ¿Cómo podemos crecer y
desarrollarnos de forma sostenida? “Para mí son un orgullo”, me sentenció la
docente frente a mis futuros colegas.
Lo cierto es que
yo también creo que las PYMES son un verdadero orgullo, y mi profesora lo
expresó con pasión. Las admiro porque a pesar del desastre económico que
venimos arrastrando hace más de medio siglo, tantas pequeñas y medianas
empresas siguen en pie, luchando, a veces con altibajos. Sin embargo, me
pregunto, ¿no sería mejor si, en lugar de ser la mayoría, más de las PYMES se
convirtieran en GRANDES empresas?
No lo digo desde
un lugar crítico, sino más bien para poner sobre la mesa una reflexión. Si
pensáramos en un modelo de país donde las PYMES dejen de ser pequeñas o
medianas y se transformen en grandes corporaciones, el panorama cambiaría por
completo. Imaginemos que, de los 30 equipos de la Primera División de fútbol,
20 sean amateur. Sería impensable. Sacando de lado esta comparación con el fútbol,
lo que necesitamos es pensar en un modelo donde las PYMES no solo sean
protagonistas, sino que lo hagan desde la categoría de grandes empresas. De
esta manera podrían emplear más trabajadores y pagar mejores salarios. Quizá habría
más incentivo a la hora de estudiar una carrera universitaria con el propósito
de ser contratado por una de estas, o, para empaparse de los conocimientos
técnicos necesarios para emprender sus propios negocios.
Para lograr
esto, es necesario que el Estado reduzca su intervención, que deje de poner
trabas y presiones fiscales innecesarias, que elimine regulaciones absurdas que
solo hacen perder competitividad. Solo en ese escenario las PYMES podrán
competir de igual a igual en el ámbito global, aumentando su presencia y
convirtiéndose en multilatinas o incluso unicornios. Tenemos que pensar en un efecto cascada, pero a la inversa, de abajo hacia arriba, ya que arriba no hay casi
nadie, lamentablemente.
El Estado no
tiene que hacer mucho, solo estar allí para acompañar, respaldar y apoyar. Lo
que nuestras PYMES necesitan es espacio para desarrollarse y ofrecer bienes y
servicios de calidad a precios competitivos. En mi opinión, las multilatinas
tienen el potencial de ser el motor que impulse el futuro económico de América
Latina, y Argentina debería ser una de las principales protagonistas de este
proceso.
El Estado de Bienestar, "el Estado te cuida", no existe. Lo único que nos salva es el sector privado.
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